jueves, junio 22, 2006

días raros...

Días raros. Ando atolondrado. Muchas cosas que hacer, pero sin orden.
Yendo y viniendo. Haciendo mandaos. Sin sacar horas para currar de verdad.
Distraído con la opo de noelia, con las jornadas de acope, con hacienda, con las lecturas, con el karate, con la idea, siempre presente, de irme de viaje, con la maqueta que me propone belén, con los feminismos y el grupo de hombres…
...
demasiadas cosas...
...
…y con ganas de irme a la playa.

fútbol

miércoles, junio 14, 2006

nada

Hace años eduardo me dijo un día que a él no le gustaba la literatura porque era “ficción”… y que prefería leer cosas que fueran “de verdad”.
De hecho, las librerías suelen tener listas de libros más vendidos de “ficción” y de “no ficción”.

Hace tiempo leí El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio.
Novela. Ficción. Una historia inventada, pero es un retrato absolutamente fiel de la España de los años 50…
Sociólog@s e historiador@s tienen que escribir miles de páginas para explicar lo que él cuenta en esa novela.

Acabo de leer Nada, de Carmen Laforet. Ya la había leído, quizá cuando tenía 17 ó 18 ó 20 años… y supongo que me perdí miles de cosas. Ahora, al leerla de nuevo, he tenido la misma sensación que tuve cuando leí El Jarama: estas “ficciones” cuentan la “realidad” mucho mejor que los libros de “no ficción”.
Una historia de una mujer joven en Barcelona, escrita por una mujer, en los años 40. Una imagen de esa sociedad, de las familias, de las parejas, de la vida de esos años, de la forma de salir a la calle, de conversar, de relacionarse, de moverse por la ciudad, de los hombres y los mujeres, de la gente “con dinero” y de la gente que vive en la miseria, de los malos tratos...
Una novela extraordinaria.

domingo, junio 04, 2006

:: flor y cronopio

Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar,
pero piensa que es una crueldad inútil
y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: “Es como una flor”.

Julio Cortázar [1914-1984]

sábado, junio 03, 2006

kapuscinski y heródoto

Haciendo un cálculo muy optimista, nos da tiempo a leer unos 3000 libros en toda la vida. Y eso leyendo a buen ritmo.
Son pocos, la verdad...
Y lo mismo pasa cuando tratas de pensar cuánta gente vas a conocer o cuántos lugares verás…

***

Acabo de leer Viaje con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski. Un libro autobiográfico y de viajes, en el que mezcla sus propias vivencias con las que cuenta Heródoto en su Historia.
Muy interesante.

“Se trata en el fondo de una pasión no muy frecuente. El hombre, por naturaleza, es un ser sedentario; desde que pudo dedicarse a la agricultura después de abandonar la pobre y peligrosa existencia de recolector y cazador, se estableció, feliz, sobre su pedazo de tierra, se separó de sus vecinos con lindes o murallas, dispuesto a derramar sangre, e incluso a perder la vida, en defensa de su terruño. Si lo abandonaba tenía que ser por una fuerza mayor: expulsado por el hambre, la peste, la guerra o la necesidad de encontrar un trabajo; o bien por razones profesionales cuando se trataba de navegantes, mercaderes o guías de caravanas. Pero nunca han abundado las personas que durante años se dedicasen a recorrer el mundo de punta a punta por su propia voluntad, sin imposición alguna, con el único fin de conocerlo, estudiarlo y comprenderlo, para, luego, además, describirlo todo.”

Un libro lleno de preguntas.
Preguntas sobre cómo escribía Heródoto, cómo recogía y organizaba su información, cómo la recordaba… preguntas sobre las cosas que cuenta, sobre las que no cuenta, sobre detalles que pasa por alto…
Sin duda, las preguntas suelen ser más interesantes que las respuestas…

“Heródoto confiesa su obsesión por el tema de la memoria: es consciente de que la memoria es defectuosa, frágil, efímera e, incluso, ilusoria. De que todo lo que guarda en su interior puede esfumarse, desaparecer sin dejar rastro. Toda su generación, todas las personas que habitan el mundo de entonces viven embargadas por el mismo temor. Sin la memoria no se puede vivir, ella eleva al hombre por encima del mundo animal, constituye la forma de su alma y, al mismo tiempo, es tan engañosa, tan inasible, tan traicionera. Ésta es la causa de que el hombre se muestre tan inseguro de sí mismo. Un momento, aquello sucedió… Venga, haz memoria, ¿cuándo sucedió? Fue aquel… Venga, haz memoria, ¿quién fue? No sabemos, y detrás de ese «no sabemos» se extiende el territorio del desconocimiento; es decir, el de la no existencia.
El hombre contemporáneo no se preocupa por su memoria individual porque vive rodeado de memoria almacenada. Lo tiene todo al alcance de la mano: enciclopedias, manuales, diccionarios, compendios… Bibliotecas y museos, anticuarios y archivos. Cintas de audio y de vídeo. Internet. Depósitos interminables de palabras, sonidos y cuadros, en las casas, en los almacenes, en los sáltanos y en las buhardillas.”

Está constantemente yendo y viniendo entre los sitios que él visita y los que visitó el griego. Y yendo y viniendo entre el siglo xx en que él vive y viaja y el siglo v antes de nuestra era en que vivió Heródoto…
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