jueves, marzo 08, 2007

Ella

Ella se ha cansado de tirar la toalla
Se va quitando poco a poco Telarañas
No ha dormido esta noche pero no está cansada
No miró ningún espejo pero se siente to guapa
Hoy ella se ha puesto color en las pestañas
Hoy le gusta su sonrisa
No se siente una extraña
Hoy sueña lo que quiere
Sin preocuparse por nada
Hoy es una mujer que se da cuenta de su alma
Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti
Que nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender
Que el miedo se puede romper con un solo portazo
Hoy vas a hacer reir
Porque tus ojos se han cansado de ser llanto
Hoy vas a conseguir reírte hasta de ti
Y ver que lo has logrado
Hoy vas a sé la mujé que te dé la gana de sé
Hoy te vas a queré como nadie ta sabío queré
Hoy vas a mirá palante que patrás, ya te dolió bastante
una mujé valiente
una mujé sonriente
mira cómo pasa…
Hoy no has sido la mujer perfecta que esperaban
Ha roto sin pudores las reglas marcadas
Hoy ha calzado tacones para hacer sonar sus pasos
Hoy sabe que su vida nunca más será un fracaso
Hoy vas a descubrir que el mundo es sólo para ti
Que nadie puede hacerte daño
Hoy vas a conquistar el cielo
sin mirar lo alto que queda del suelo
Hoy vas a ser feliz
Aunque el invierno sea frío y sea largo
Hoy vas a conseguir reírte hasta de ti
Y ver lo que has logrado
Hoy vas a descubrir…

[Ella, del disco Pafuera Telarañas, de Bebe]

:: El eclipse

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
- Si me matáis –les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

Augusto Monterroso, escritor guatemalteco [1921-2003]


[La foto la he encontrado aquí y corresponde al eclipse total de luna que se produjo el sábado.]

viernes, marzo 02, 2007

de excursión...

miércoles y jueves de porquería.
esta tarde me voy a El Tiemblo con amigos. lo cuento aquí el lunes...

un poco de aire fresco...
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