sábado, marzo 11, 2006

11 de marzo

Hace un par de años, el lunes 15 de marzo, cuatro días después de los atentados en madrid del jueves 11, escribí este mensaje y se lo envié a mucha gente: amig@s, familia, etc.:

Ayer bajé a hacer unas fotos a la estación de Atocha.
Dentro de unos días se retirarán las velas, las flores, los mensajes y las banderas… y entonces comenzará la parte más difícil de este asunto: no olvidar.
Dentro de unos días comenzaremos a pasar por la estación de Atocha como una rutina, como hemos pasado siempre, como yo pasaba por Santa Eugenia cada mañana durante los cuatro años que curré allí en un cole.
Empezaremos a asimilar las bombas y los muertos y nos olvidaremos del espanto de hoy y, quizá, nos olvidaremos de las mentiras de estos días.
Igual que nos olvidamos cada día de los muertos de Jerusalén, o de los de Uganda, o de los de Bagdad, o de los del Estrecho...
Lo que pasó el jueves en Madrid, pasa cada día en algún lugar del mundo. Con bombas o con machetes o a tiros. En lugares en los que hay petróleo o diamantes. O en lugares en los que no hay nada, simplemente la ineptitud y la soberbia de sus gobernantes y la impasibilidad y los intereses de los nuestros.
Y en algunos sitios no pasa ni con tiros ni con bombas, sino simplemente con nuestra indiferencia hacia los miles que mueren cada día de sida en África... Por ejemplo.
No pretendo reducir, ni disimular, ni cuestionar el dolor de estos días. Sólo trato de reflexionar sobre el hecho de que el horror está ahí todos los días. Y, “simplemente”, esta vez nos ha caído demasiado cerca.
Y mucho de ese horror tiene que ver con nuestros intereses, o con nuestras armas, o con nuestros gobiernos…
Durante la mañana del 11 de marzo estuve mucho rato pegado al móvil intentando hablar con dos amigos que cogen el tren a esas horas en Santa Eugenia. Me cuesta imaginar cómo sería ahora mi vida si a media mañana no hubiera escuchado la voz de él y no hubiera recibido un mensajito de ella. Ahora estaría tratando de aprender a vivir con esos dos huecos imposibles de llenar y estaría “sintiendo más su muerte que mi vida”…
Pero además, tendría que estar esforzándome por pensar, por entender lo que ocurre, por filtrar las cosas que me dicen, por mirar más allá de lo que me pasa a mí, por ver lo que ocurre un poquito más allá de donde a mí me llega la vista, por entender y asumir por qué ocurren muchas de esas cosas que vemos en los telediarios, y a quién benefician, y en nombre de quién las hacen, y quién paga por ellas…

Mientras escribo esto recibo un mensaje de David, un amigo que está ahora mismo en Angola.
Creo que estoy intentando explicar en mi mensaje lo que él explica mucho mejor en el suyo:


No me queda indignación
(Pido perdón a quien pueda parecerle mal lo que voy a decir, un día después de semejante atrocidad, sobre todo a aquellos que tengan entre los fallecidos o heridos a algún conocido, familiar o amigo. Para ellos toda mi solidaridad y apoyo en estos duros momentos.)
Lo siento, pero no me queda indignación. No tengo tanta y la necesito para los 200 niños que mueren TODOS LOS DIAS en Angola de malaria por falta de acceso a medicamentos, o los 5.000 niños menores de 5 años que mueren de malaria TODOS LOS DIAS en todo África, por los más de 200 muertos la semana pasada a sangre y fuego en un campo de refugiados al norte de Uganda en un conflicto olvidado, por los 40 millones de personas portadoras del sida, el 80 % de ellos en África subsahariana, de los que la mayoría morirán en un corto período de tiempo por falta de acceso a los antirretrovirales, porque nuestras estupendas empresas farmacéuticas no están dispuestas a dejar de enriquecerse salvajemente a costa de la muerte de los demás. Por los mozambiqueños, con promedio de vida de 38 años, y que si sumáramos los años que se les roban de vida, nos saldrían millones de muertos. Por los miles de muertos inocentes en Irak en una guerra del petróleo que financié yo con mis impuestos, por los muertos en una y mil guerras a lo largo y ancho del mundo y de la historia que no caben en este mail ni en mil mailes, fruto de los intereses económicos y de poder de los fuertes, donde siempre pierden los mismos, los débiles.
Para los muertos españoles me queda la parte proporcional de indignación a la magnitud de la tragedia, es decir, bien poca, teniendo en cuenta lo terrorífico del mundo en el que vivimos, y donde lo sucedido en Madrid es tan solo un pequeño grano de arena en la realidad mundial.
Estoy cansado de que sólo nos demos por enterados cuando las cosas nos suceden en la puerta de casa y afectan a los nuestros, de esa ceguera que nos impide ver mas allá de nuestros ombligos, de que pensemos que nuestra realidad es LA REALIDAD, de esa insolidaridad que sólo nos hace reaccionar cuando la muerte llama a la puerta de nuestra patria.
Espero que lo sucedido al menos sirva para que nos demos cuenta de que todas esas muertes sucedidas lejos de nuestras casas, con las que nos deleitan a la hora de comer en nuestros maravillosos informativos televisivos no son una película de ciencia ficción, y que todas ellas, TODAS, llevan asociadas un terrible drama humano, familiar y social. Y que eso es igual en España, en África, en Asia, o en América Latina: ¡¡una puta mierda!!. La muerte, la miseria, el terror, la tortura, la pobreza... no tienen ni patria ni bandera. Y ¡bravo! por la solidaridad de la gente de Madrid y del resto de España, que creo que ha sido increíble. Y que hay que salir a la calle a protestar por lo que ha sucedido en Madrid, pero hay que seguir protestando todos los días por lo que sucede constantemente en todo el mundo. Todos los días son 11 de marzo en muchos lugares de la tierra.
Vivimos de espaldas a una realidad mundial que no nos interesa conocer (y me incluyo) porque tal vez descubramos que en parte somos responsables de lo que sucede en la otra punta del globo, o en un barrio marginal de las afueras de nuestra ciudad, y que nuestra estupenda calidad de vida es a costa de la miseria de una gran parte de la humanidad, y que al abrir los ojos, nuestro estupendo concepto judeocristiano del bien y del mal, y de la culpa, nos hagan sentirnos fatal.
Y todo porque un señor con gorro de cowboy, y sus esbirros, uno con bigote, el otro con cara de niño, y el hombre Tvspagueti, se ponen de acuerdo para inventarse una guerra con la que poder invadir un país y saquear sus recursos, y para ello no les importa destruirlo, matar a miles de personas inocentes, pasarse por el forro de los cojones la opinión de la gran mayoría de la población de los países a los que representan y encima tener la desfachatez de montar todo un circo de patriotismo barato, arrogante y prepotente para justificar sus acciones, manipular impunemente la información hasta límites desconocidos, dando rienda suelta a sus delirios de grandeza y de justicia divina, y a sus ansias de poder, haciendo de paso apología contra toda una cultura a la que pertenecen muchos millones de personas en el mundo, y que tiene muchas caras y realidades, y meterlos a todos en una caja y decir que ahí dentro están los malos: los moros, los musulmanes, los árabes, etc.
Y lo que ha pasado era de esperar, porque no se puede andar tirando mierda por ahí, y esperar que no te salpique.
Eso sí, para que luego los que reciban el mazazo mortal sean los de abajo, que los de arriba tiran la piedra, recogen su botín, y luego se meten en su búnker y cuando la respuesta llega en forma de terror y muerte indiscriminados, arrasa con los de siempre, los nadies, los ninguneados, a los que no se les preguntó si estaban dispuestos a correr los riesgos de entrar en una guerra que no era la suya, para luego acabar pagando dicha decisión no elegida con su propia vida.
Una vez más se demuestra que con el terrorismo no se acaba con represión policial o judicial, con ejércitos o bombas, ni exaltando a las masas en el amor patrio, ni fomentando la crispación, el odio y el miedo en contra del diferente, sea éste musulmán, vasco, español, negro, judio, palestino o chino.
Y seguir en esta línea, para lo único que sirve es para que crezca el número de personas del “otro bando” que crean justificable inmolarse a lo hombre-bomba, o poner una mochila con 10 kg de dinamita en un tren, para luchar contra la cruzada de los cristianos, que invaden, destruyen y saquean los países de sus hermanos musulmanes, o contra el poder central que oprime a la Nación Vasca.
Para colmo sale el Sr Aznar en la tele diciendo que le va a conceder la nacionalidad a las victimas extranjeras y a sus familias. ¡¡¡Que se meta su nacionalidad por el culo!!! Esa gente no quieren ser españoles. Sólo quieren poder vivir en España en unas condiciones dignas, sin tener que esconderse como si fueran delincuentes. Lo que quieren es poder trabajar para poder enviar algo de dinero todos los fines de mes a sus familias que se quedaron en sus países de origen, que esperan ese envío de dinero que les permita seguir adelante, mientras uno de los suyos, en el norte, se desloma día a día en un curro de mierda, en unas condiciones de mierda, con un sueldo de mierda, para poder conseguir un futuro mejor para los suyos, mientras los empresarios españoles se siguen enriqueciendo.
(hasta el corrector de ortografía de Microsoft-word está con ellos: no acepta la palabra MIERDA como correcta.... dónde coño han aprendido español estos señores del gigante informático? A lo mejor si pongo Bin Laden se destruye el fichero, o se formatea el disco duro del pc!!!! Tampoco acepta la palabra PUTA...increíble, esto estará programado por un extraterrestre???? Tampoco acepta CULO, ni COÑO ni COJONES. Sin duda debe tratarse de extraterrestres que no disfrutan de tan fundamentales atributos anatómicos, además de tratarse de términos básicos en el castizo idioma español. Tampoco acepta ANTIRRETROVIRALES. En el espacio exterior no debe existir el SIDA)
Besos para tod@s.
David

Qué más queréis que os diga.
Podemos discutir más o menos matices, pero ya está bien: que dejen de tratarnos como si fuéramos estúpidos.
Y sobre todo, que dejen de hacer infamias en nombre nuestro y en nombre de la libertad y la democracia…
Un beso para todos y todas y muy especialmente para quienes lo que ha ocurrido en Madrid os haya tocado de cerca.
Ro.



Hoy lo leo, dos años después, y no muevo ni una coma. Después de todo lo que hemos visto y oído y vivido en estos dos años volvería a mandar el mismo mensaje. Tal cual. Sin tocar una letra. Ni una idea...
En su momento, hubo gente que me respondió protestando y por el de david, gente que me escribió agradeciéndonoslo…
En estos dos años bush ha seguido su política sin variarla lo más mínimo, irak está al borde de una guerra civil, aznar sigue manteniendo hoy lo que mantenía al día siguiente de los atentados, acebes y zaplana siguen dando leña mientras al otro lado les responden dos cretinos de su altura como son blanco y rubalcaba, han conseguido enfrentar a las víctimas del terrorismo y que haya víctimas de derechas y víctimas de izquierdas… y, por supuesto, en todas partes sigue muriendo gente cada día por enfermedades curables, por guerras interesadas…


[El Roto. Publicado por el país el domingo, 14 de marzo de 2004]

Ahí vamos… poco a poco…
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