martes, julio 18, 2006

una vida feliz...

una amiga lee el retrato anodino y gris que hice en biografía hace unos días, mira desde otro punto de vista, reinterpreta con lucidez lo que escribí, y me envía este mensaje protestón y crítico que cuelgo aquí (con su permiso) para que me ayude a seguir pensando:

UNA VIDA FELIZ

¿Por qué esta vida suena deprimente? A mi me parece una vida plena y maravillosa. El escritor ha trazado la directriz general la vida de un hombre, si bien en algunos momentos los adjetivos utilizados dan un toque de monotonía a esa vida, pero al ser el autor quien los añade probablemente sean el reflejo de los sentimientos de su vida y no la de su personaje.

La felicidad no es un estado permanente, ni equivale a un estado personal perfecto (define perfecto: ¿donde todas las variables que influyen en nuestra vida están en consonancia con nuestra voluntad temporal?).

La vida está llena de colores, y esta visión parece la de unos ojos con lentillas de color gris. Como directriz general veo que el protagonista ha vivido una vida justa, estable y no falto de amor. Cuando yo leo este relato mi imaginación hila esta vida de la siguiente manera:

1.- Su infancia y su adolescencia de estudiante: estudió, aprendió (algunos no aprenden), y aprobó.
Entró en la universidad (algunos no aprueban, otros no pueden ir y muchos no van). Hizo una carrera conforme a la nota media que obtuvo en el colegio, si bien no le dio para una ingeniería, realizó una carrera de ciencias que no “aborrecía” (no figura que se arrepintiera de elegir ciencias, no debía ser tan mala carrera). El consejo de sus padres me parece muy acertado, al fin y al cabo, en esta sociedad tener una carrera universitaria es un grado. Contó con el apoyo de unos padres en sus estudios, sin que le exigieran contribuir al sustento de las cargas familiares.
Si hubiera tenido mejor nota hubiera tenido la posibilidad de elegir entre un mayor número de carreras…pero no la tuvo. Así que eligió una carrera de acuerdo con la nota media que tenía. Aceptó que la carrera hecha no era la que le hubiera gustado, pero le imprimió una formación y una forma de ver el universo imposible de alcanzar de otra manera.
Los horarios y la rutina estudiantil que nos cuenta es afortunada, la habitual, no nos cuenta el autor las fiestas a las que fue, los viajes de estudios, la diversidad de estudiantes a los que conoció, tuvo cuatro “amoríos” dignos de ser resaltados, salidas de fin de semana, etc. Probablemente se lo pasó fenomenal durante la carrera.
Si quitamos el grupo de los que no quieren ir a la universidad, el de los que no pueden permitírselo a pesar de querer, el grupo de los que yendo tienen que trabajar para costeárselo y el grupo de los que tienen unos padres machacones que cada vez que te ven salir de fiesta te recuerdan que tienes suspenso el álgebra de primero y de que has repetido segundo……nuestro amigo está en un grupo privilegiado.

2.- Terminó la carrera… ¿Por qué vida “gris y mediocre”?
Decidió cambiar de vida y lo hizo, no perdió años de su vida buscando un trabajo, haciendo entrevistas donde no le cogieran, enviando cv que nunca obtuvieron respuesta, ni malgastó ilusiones en trabajos prometedores que terminaron siendo una desilusión minando su autoestima, obligado a trabajar en algo que sí aborrecía aguantando a jefes despóticos.
Decidió buscar trabajo y lo encontró, un trabajo donde pudo desempeñar sus funciones demostrando su valía, donde estuvo muchos años, con lo cual no pareció haber sufrido el estado de provisionalidad en el que vivimos muchos y que produce un desasosiego vital que impide poder trazar metas a medio plazo.
Progresó en su trabajo y obtuvo el reconocimiento de los jefes, recibió estímulos positivos e incentivos, no se quedó estancado en un puesto de trabajo viendo como el resto ascendía, y su trabajo se volvía hastiante y monótono.
Al final de su carrera profesional, no sólo sus jefes sino, lo más importante, sus compañeros le prepararon una despedida donde todos quisieron acudir.
3.- Se enamoró, con un flechazo, en 11 meses ya estaba casado. Muchos desconocen lo que es el enamorarse perdidamente. ¡Es un privilegio que además seas correspondido! Enamorarse es un milagro que puede ocurrir o no en toda una vida. Conoció a una mujer “de su igual”, de su misma valía profesional, con inquietudes intelectuales.
Le pidió que renunciara a una faceta de su vida, y por amor, sin dudarlo, dejó de trabajar y se entregó por completo a este hombre, a sus hijos y a su casa. Se entregó sin miedo, sin plantearse que sería de ella si su matrimonio no funcionaba (al fin y al cabo lo conocía desde sólo hacía 11 meses). Y eso que el planteamiento que hace él es bastante machista: “era lo que más les convenía” (¿a los dos? ¿seguro?)…”dedicarse sólo a la casa y a los niños” (sólo los hombres desconocen la rutina de una esposa-empleada de hogar)…”al fin y al cabo él ganaba más que ella, tenía más posibilidades de ascender que ella y que”….¡Olé! sus huès¡
Prescindiendo de más consideraciones, ella dejó su trabajo, así sin más. Ella aportó la seguridad y confianza de que su matrimonio sería para toda la vida. ¿Esto no es felicidad?
El se acostó y se levantó acompañado el resto de su vida. Ella velaba el sueño de él y de sus hijos, así como del hogar familiar. Ella le aportó tranquilidad.
Tuvieron tres hijos, sanos que crecieron.
Tuvieron suficiente, no sólo para mantener tres hijos, sino además para un chalet donde poder ir los fines de semana. Posiblemente la caravana de vuelta, fuera uno de los pocos momentos donde la familia estuviera junta sin distracciones televisivas o de la play station, un momento donde él tenía la posibilidad de conocer a sus hijos (ya que como “él seguramente no iba a saber dar biberones y limpiar culitos tan bien como lo haría ella”, seguramente fue ella la que se encargó de criar a los niños desde su nacimiento), de preguntarles qué asignaturas les gustan más, como eran sus relaciones con sus amigos, cuales eran sus rutinas, en fin todo aquello que los padres necesitamos saber para luego poder dar sabios consejos a nuestro hijos (o al menos intentarlo), así él les podría decir lo importante que era sacar buenas notas para además poder elegir la carrera deseada.
En fin, esta vida no es mejor ni peor que otra cualquiera, pero desde luego no está salpicada de injusticias ni de desgracias personales. Todo es positivo, sólo hay que cambiar alguno de los adjetivos empleados.
Yo sí que quiero esta vida para mi.

Una vida sin amor ni entrega será siempre gris. ¿Has leído “Retrato de un matrimonio” de Pearl S. Buck?

1 Comments:

Blogger Ro said...

¿optimismo realista...?
¿eso qué es lo que es...?
¿cómo se come eso...?

8:49 a. m.  

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