martes, febrero 05, 2008

los hombres de harrelson

Cuando era canijo mis padres no me dejaban ver Los hombres de Harrelson. Los argumentos que me daban eran que era muy tarde, y yo “tenía que descansar”, y que era una serie “ultraviolenta”, aunque esto último no me lo decían así, claro.
Tampoco podía ver Starsky y Hutch, o Curro Jiménez……
Nos dejaban quedarnos a ver El hombre y la tierra y el Un, dos, tres… pero porque los echaban los viernes y eran “para toda la familia”.

Ha llovido mucho desde entonces y, claro, el criterio de mis padres ahora me parece razonable… aunque recuerdo que cada vez que me dejaban sin ver una de estas series me jodían el recreo del día siguiente en el cole, porque los demás niños sí lo habían visto, sobre todo los que tenían hermanos o hermanas mayores, y al jugar con ellos no me sabía lo que había pasado en el último episodio…

Me estoy enrollando…
Lo que en realidad quería contar pasó este domingo, antes de ayer. Quería hacer cosas por la mañana y madrugué, me preparé mi cafetito con un par de tostadas, y a las ocho y poco me senté a desayunar. Puse la tele a ver si encontraba algún concierto interesante: la música clásica en la tele sólo se encuentra el domingo, en la 2, y madrugando mucho, mucho, mucho…

El concierto que había era un poco truñete, así que hice un poco de zapping, y en todas las cadenas había dibujos: la primera hora del domingo es horario infantil… pero, ¡sorpresa!, en una de ellas me encuentro a TJ y compañía… subiéndose al tejado… ingenuos, tontorrones, repeinados y limpitos, con sus pantalones demasiado sobaqueros y los malos con pantalones de campana y camisas de cuadrotes enormes… con una “ultraviolencia” que hoy da un poco de risa…
Los pobres, tan duros y tan pisafuertes como eran hace 30 años, y en el siglo xxi han caído hasta el horario infantil del domingo por la mañana…



Sic transit gloria mundi…
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