lunes, septiembre 24, 2007

:: inmortalidad

Ya no estaba joven, pero aún se mantenía en buenas condiciones; lo conocían y lo temían todos los habitantes del cañaveral, y hasta más allá también, cerca y lejos, todo ser viviente de cuatro patas. Su vista no había desmejorado, y desde una altura de mil metros escogía su presa, se lanzaba sobre ella como un martillo que con un solo golpe clava el clavo.
Y así, en su edad floreciente, en la plenitud de sus fuerzas, en medio de dos lentos batir de alas, de pronto su corazón se detuvo. Pero no se atrevieron a salir de sus escondites ni los conejos, ni los topos, ni las aves de los alrededores, porque él siguió flotando allá arriba en lo alto, a mil metros, con las alas abiertas, sobreviviendo a la muerte por dos o tres minutos, en una amenazante inmovilidad, hasta que cesó de soplar el viento.
István Örkény, escritor húngaro [1912-1979]. Cuentos de un minuto.
Free counter and web stats