viernes, septiembre 26, 2008

heroicidades cotidianas

Ayer hice algo heroico.
Me vi envuelto en un trance épico en el que tuve que arrostrar dificultades cuyo número y magnitud no son siquiera imaginables para quien no ha pasado por ellas...

Pasé pruebas comparables a las de Chihiro en su viaje, o a las que sufrió Indiana Jones huyendo de los nazis, o Ulises atado al mástil resistiéndose al canto de las sirenas, o los guerreros de Centroamérica tratando de no caer prisioneros durante las guerras floridas, o Papageno y Tamino tratando de rescatar a Pamina, o Humphrey y Katherine conviviendo en un barquito por África…
He tenido que superar trances como el de Sócrates tragando la cicuta, o el de Frodo cargando el Anillo por las montañas de Mordor, o el de Luke y Han Solo al verse encerrados en el triturador de basuras…
He tenido que responder preguntas y resolver y aclarar dudas comparables a las de Edipo resolviendo el enigma de la Esfinge, a las de Matías cuando no sabía si finalmente Violeta se iría o no al Perú con Niki...
Me he visto enfrentado a dificultades absurdas como cuando Armstrong y Aldrin le dijeron a Collins que él no se bajaba de la nave al llegar a la Luna, o como cuando Creonte se negaba una y otra vez a que Antígona recogiera a su hermano muerto para enterrarlo en la ciudad, o como cuando nadie creía a Casandra cuando vaticinaba desgracias futuras…
Y he pasado momentos desesperados sólo comparables al de Eneas cargando con su padre Anquises huyendo de Troya, o a la tristeza y la ira infinitas de Aquiles al conocer la muerte de su amado Patroclo…

Pero he salido airoso. He superado la prueba como si de un rito iniciático se tratara… he intentado cruzar un gran río… y he llegado a la otra orilla…

Ayer vacié mi ordenador, formateé y volví a instalar todo… en un sólo día y prácticamente sin bajas.
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