llamadme ismael...
Llamadme Ismael. Hace unos años –no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustitutivo de la pistola y la bala. Con floreo filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo, calladamente, me meto en el barco. No hay nada sorprendente en esto. Aunque no lo sepan, casi todos los hombres, en una o en otra ocasión, abrigan sentimientos muy parecidos a los míos respecto al océano.
Primera página de la novela Moby Dick (1851), de Herman Melville (1819-1891).
esto de escribir un blog a veces da sorpresas muy agradables...
ayer tuve una de ellas al recibir un mail de alguien a quien no conozco pero que lleva un tiempito pasando por aquí...
al contestar le he dicho que le iba a enviar esto, pero luego he pensado que también es un buen texto para empezar el año en el blog...
ahí queda...
Primera página de la novela Moby Dick (1851), de Herman Melville (1819-1891).
esto de escribir un blog a veces da sorpresas muy agradables...
ayer tuve una de ellas al recibir un mail de alguien a quien no conozco pero que lleva un tiempito pasando por aquí...
al contestar le he dicho que le iba a enviar esto, pero luego he pensado que también es un buen texto para empezar el año en el blog...
ahí queda...
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